martes, 10 de noviembre de 2009

Punzadas de dolor por Indra Arroyo

Punzadas de dolor

Estaba cansada de estar parada, quería volver a casa, con mis papás y mi hermana. Me acuclillé y tomé un pedazo del pan viejo, rancio y tal vez envenenado. Ya no importaba. Quizá sería mejor que el pan estuviese envenenado para terminar esta pesadilla. Cada despertar implicaba otro día de sufrimiento y tortura. Si no sintiera el dolor, el hambre y la desesperación, podría haber jurado que esto era una pesadilla. Nos daban de comer una vez cada tres días si teníamos suerte, y una cuarta parte de un vaso de agua al día.

-¡¿Dónde está Dana?!- Entró gritando uno de los señores que nos retenían ahí. Tenía la voz hosca y grave.

-Aquí estoy- Dije con voz temblorosa a pesar de que solo dije dos pequeñas palabras, pero que estaba cien por ciento segura de que estas dos palabras cambiarían drásticamente mi vida.

Caminó hacia mí dando pisotones y dejando gritos, quejidos y alaridos de dolor -De parte del resto de las víctimas de semejante crueldad- con ellos, me tomó del brazo con mucha fuerza y me jaló. Con ése simple jalón pudo deshacer las ataduras que me tenían presa desde hace casi un año. Me llevó a rastras hacia la puerta, aplastando a todo aquél que se interpusiera en mi camino hacia un nuevo destino, que no habría podido decir si iba a ser mejor o peor que la tortura con la que ya contaba. El dolor me atravesaba mientras pensaba en qué sería de mi, ¿Por qué motivo me quieren llevar a mí? ¿Qué me van a hacer?, pensé. Suspiré al darme cuenta de que lo más probable era que la respuesta fuera “Nada bueno” para ambas preguntas recientemente planteadas en mi confundida, angustiada y paranoica mente.

Si tan sólo pudiera regresar el tiempo un año, estaría probablemente usando mi computadora, o quizá en la escuela con mis amigas, o en casa con mi familia.

Mi familia, mis amigos, mis conocidos…

El dolor se fue volviendo cada vez más intenso mientras imaginaba qué pensarían ellos sobre mí después de un mes de mi desaparición súbita mientras andaba por la calle camino a mi casa después de ir a la papelería a comprar unas cosas para la escuela. Definitivamente eso fue lo peor que había hecho en mi corta vida de catorce años y tres meses. Seguramente tenían tiempo vigilándome de cerca, debido a que supieron que mis padres no estaban en casa de 5 a 7 pm y yo debía cuidar a mi hermana, pero esta se había ido a casa de una amiga suya a comer para celebrar un cumpleaños.

Cruzamos la puerta hacia un lugar que no conocía, un pasillo oscuro y tenebroso.

-¡Levántate!- Dijo con brusquedad.

Mis piernas no me respondían; me había quedado petrificada del espanto y no podía emitir sonido alguno-Aunque era más inteligente no hacerlo, si iba a tener la mínima oportunidad de ser libre, no iba a gastarla, ya que lo más probable era que nos matasen a todos los que alguna vez habíamos estado en ese oscuro y frío calabozo. Al malinterpretar mi ausencia de respuesta me dio una cachetada y me levantó de un tirón obligándome a andar por mí misma. Genial. Sin pensarlo dos veces mi voz sonó:

-¿Qué me va a pasar?- Mi voz entrecortada no daba el efecto de severidad que se suponía que tendría. Aunque pensándolo bien, quizá era mejor que había sonado débil.

Me soltó otra cachetada. Definitivamente fue mejor que si mi tono de voz hubiera sido el que pretendía ser; me habría partido la cara a golpes si me hubiese osado a cuestionar su autoridad.

Seguí caminando lentamente. Toda esperanza se había desvanecido por completo, seguramente no me llevaban a comer muffins mientras tomaba café y leía una revista. Tropecé, nerviosa de la reacción que esto podría provocar por parte de mi vigilante, a quien, sorprendentemente, no pareció importarle del todo. Únicamente soltó un sutil bufido y me ayudo a incorporarme con inesperada delicadeza.

Llegamos al final del pasillo, abriendo una puerta que daba a una habitación extraña, excesivamente iluminada, cegadora, quizá era sólo ilusión de mis ojos que llevaban tanto en la oscuridad, sin siquiera recordar lo que era un día soleado, o un picnic en familia. De nuevo, una punzada de dolor me recorrió, familia. El hombre que me llevaba me miró al rostro antes de soltarme, de nuevo, con gentileza y dulzura en lugar de brusquedad.

-Ella es Dana- Dijo un hombre gordo con mucha papada y relativamente poco cabello señalándome con uno de sus dedazos (gordos como salchichas)-. Sin duda es una chica con las características que usted pidió: De piel clara -mi piel se veía más bien pálida en vez de clara debido a la desnutrición y enfermedad que todas las que estábamos ahí debíamos pasar.-, ojos castaños, facciones finas y bellas, labios rojos como la sangre y cabello del color de la miel; de aproximadamente 14 a 15 años y delgada; Con una personalidad tímida y reservada, lo que la vuelve una joya de precio invaluable.

Se volvió hacia mí y extendió una de sus manazas para pellizcarme una mejilla.

El hombre a quien se estaba dirigiendo lanzó una rápida y cautelosa mirada hacia mí antes de volverse con el hombre gordo.

-Verás, Gustavo- dijo el otro hombre con cierta cautela en su voz, dirigiéndose al hombre gordo-, definitivamente tiene todas las características que te pedí, pero, si me permites, preferiría darle un vistazo de cerca.

-Por supuesto, Luis- contestó Gustavo- Enrique, tráela hacia acá.

Mi vigilante, ahora ya sabía que se llamaba Enrique, me llevó hacia ellos con la angustia marcada en su rostro. Luis se paró enseguida y se puso a revisarme como si fuera un animal que fuera a comprar. Seguramente ese era su propósito.

-Ella es adecuada- dijo sin la menor pizca de expresión en su voz, rostro u ojos-, ¿cuánto quieres por ella?

Lo sabía.

No quise escuchar el precio en que me disputaban, cerré mis ojos, dejando que mi mente divagara, preguntándose qué iba a ser de mí.

5 comentarios:

  1. O indra!!!
    porque no lo acabas! me dejo con suspenso >( haha
    LOLAZO
    bueno esta geniaaaal, }
    te cuenta como se siente, te expresa tanto que hasta te lo puedes imaginar, sentir, sentir la angustia, el miedo que tiene.
    Y como en un dia normal su vida dio un drastico cambio.
    Pt: ESTA GENIAL :D
    Pt2: Cuentame el final :D
    Bye
    (soy den)

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  2. INDRA, Me gusto mucho aunque esta muy triste y a la vez muy cruel pero en si el tema esta original.

    Me gusta como describiste tu cuento, como pensaba las cosas la niña, que sentia, como veia las cosas en su punto de vista etc... Tambien me dejaste con la duda de que le va a pasar a la niña, si la vendieron o no.

    Muy interesante!
    atte: yatzini

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  3. Haha! Para no dejarlas con la duda:
    Si la venden... pero no se me ocurre más porque la historia original está un poco boba :P

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  4. Indra tu cuento esta muy padre pero demaciado,cruel pero asi es la vida de cruel con algunas personas ¿no crees?

    pero a pesar de todo esta muy padre.
    Felicidades:)

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  5. Yay! Ya estoy escribiendo mas del cuento :D Quiza lo publique en mi blog... Si tienen curiosidad hagan click en el link que dice "Ximisy" y quizá ya lo haya subido...LOL XP
    Atte. Indrr

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