Entre el mal y el bien Por Andrea Juvera

Aquella noche, Jorge estaba muy tenso, no podía dormir. Daba vueltas y vueltas por la cama. Tenía muchos problemas, que se paseaban por su cabeza sin cesar, como si no les importara que él tenía que dormir e ir mañana a trabajar. Jorge se cansó de intentar dormir y de pelear con sus pensamientos, se rindió y dejó que todos sus problemas pasearan por su cabeza. Un minuto después sus pensamientos parecían una manada de caballos salvajes, se tranquilizó y se hundió en ellos, venían recuerdos de su niñez, en los que él no había pensado en muchos años. Sin darse cuenta se quedo dormido.

El despertador sonó a las 6:15 am, como todas las mañanas, se levantó con toda la flojera del mundo, no había descansado nada. Se fue al baño, se vio en el espejo y notó que tenía unas grandes ojeras, en la ducha abrió solamente el agua fría, para despertarse. Cuando salió, se preparó un pan tostado y un licuado, terminó de desayunar y subió al carro rumbo a la estación de policías.

Cuando llegó a la estación, se dirigió a su oficina, notó que estaba todavía a la mitad de una investigación.

Jorge se sentó en su silla y se hundió otra vez en sus pensamientos, se había acordado de Carlos, un amigo que tuvo a los 15 años y que gracias a él se había metido en muchos problemas con la policía y con los directores de la escuela, pero ya no había sabido nada de Carlos.

De repente, Jorge se regresó a la realidad, porque su colega había llegado a avisarle que tenían que salir de la estación, para ir a la “Plaza Centro” donde habían reconocido a su sospechoso. Cuando Jorge y su colega llegaron a la “Plaza Centro”, se dieron cuenta de que había demasiada gente, pero aun así fue fácil encontrar al sospechosos, que estaba justamente donde le habían dicho,- En “Unicafe”, a la segunda mesa a la izquierda, hablando por teléfono-.

Una hora después, el colega de Jorge estaba interrogando al sospechoso, pero no tuvo suerte. No logró que dijera algo importante como para retenerlo en la estación. El colega empezó a discutir con el Jefe de la estación Arturo, pero Jorge interrumpió y dijo – “Antes de qué lo suelten, ¿Podría hablar con el a solas, por un momento?-. Arturo asintió.

Al entrar a la habitación,

- Tanto tiempo sin saber de ti, Carlos- dijo Jorge.

- Si, y yo nunca te vi como un policía, pero no te preocupes podemos remediar se error. Te propongo un trato.- dijo Carlos, muy serio, pero dedicándole una media sonrisa a su viejo amigo.

Esa misma noche, Jorge tampoco podía dormir. Pasaban mil cosas por su cabeza, cosas que ni siquiera lo dejaban pensar en lo que si importaba. ¿Era cierto, lo que decía Carlos, Jorge estaría mejor con el? Jorge no lo sabía pero lo averiguaría platicando con Carlos.

Las 2 de la mañana, suena el teléfono, Carlos contesta, y escucha la voz de Jorge que le dice, - Mañana “Unicafe” a las 3 de la tarde.- y cuelga.

Al próximo día, Jorge se escapa del trabajó y se encuentra con Carlos en el “Unicafe”, en la segunda mesa a la izquierda.

-¿Es cierto? ¿Mi vida sería mejor si me voy contigo?- le pregunta Jorge a Carlos confundido.

- Sí, estoy totalmente seguro, sólo recuerda como eran los tiempos en el pasado. Pero ¿Estarías dispuestó a dejar todo e irte a vivir a otro país?- respondió Carlos.

Dudando le contesta Jorge;

-Si, tal vez si este dispuesto- después de una pausa agrega- Me gustaba como eran los tiempos en el pasado- dijo Jorge con una sonrisa en el rostro.