lunes, 9 de noviembre de 2009

El valor de la esperanza Por Javier Sánchez

Juan caminaba por lo senderos de un hermoso bosque, tenía mucho cuidado al caminar pues las ramas invadían el angosto camino de tierra. La humedad le rozaba la cara, la noche anterior había llovido con gran intensidad y él al notar eso pensó en lo maravilloso que sería ir a dar un paseo. Juan, al caminar comenzó a recordar a su padre, se llamaba Luis, el había partido a la guerra hace 8 años, era comandante y lo habían llamado a luchar a países africanos, pero esta no era una guerra ambiciosa, sino era un proyecto del gobierno para combatir el hambre y siendo que en África se necesitaba mucha ayuda decidieron comenzar ahí. – Lo extraño mucho- dijo Juan, cabe mencionar que su madre había muerto. Dos años después de que él naciera, en un accidente automovilístico. Comenzaba a oscurecer, Juan comenzó su camino de regreso, cuando se encuentra a Carlos, su mejor amigo, llevaban mucho tiempo juntos y eran inseparables.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Carlos al ver a Juan -sólo daba un paseo- respondió Juan al ver a su amigo, - fui a tu caso a buscarte pero no te encontré, tu abuelo me dijo que habías salido, llevo horas buscándote y no te podía encontrar-, agregó Carlos cuestionando a Juan, -lo lamentó, lo que pasa es que me sentía triste y decidí venir a dar un paseo- respondió Juan al cuestionamiento de su amigo, -¿pero, por qué estas triste?- dice Carlos un poco desconcertado debido a que Juan era una persona muy feliz, -no sé nada de mi papá y lo extraño mucho- dijo Juan con una voz que apenas se alcanzaba a escuchar, - no te preocupes, sé que está bien y en algún momento va a regresar, ya verás- dijo Carlos intentando alegrar un poco a Juan, - está bien- respondió Juan, aunque no muy feliz pues lo que decía su amigo no era muy alentador para él.

Los dos amigos partieron de regreso a su casa, pues la noche llegaba y su abuelo les había advertido que era peligroso andar solos en la noche, pues el pueblo en el que vivían tenía fama de ser un lugar propicio para la violencia y ellos no sabían que podía pasar. Después de su larga caminata y charlar un buen rato Carlos y Juan al fin llegaron a su casa.

Al llegar a su casa, el abuelo de Juan, llamado Mario, preguntó angustioso y un poco alterado, -¿dónde estaban?-, sin pasar mucho tiempo Juan responde –lo lamento abuelo, lo que pasa es que subí a dar un paseo al bosque y en mi camino de regreso me encontré a Carlos, finalmente emprendimos nuestro camino de regreso-, no muy convencido el abuelo dice -¿y qué hacías en el bosque tan tarde?, te he dicho que es muy peligroso-, Juan asintió, luego de un pequeño lapso de tiempo agregó –subí al bosque porque me sentía confundido y algo triste y la verdad no me dí cuenta de lo rápido que pasó el tiempo-, Juan y su abuelo charlaron un buen rato acerca de lo que había comentado, mientras Carlos los escuchaba con atención tratando de dar su punto de vista, cuando los interrumpe el timbre del teléfono, Carlos contesta y era su mamá pidiéndole que regresara a casa porque era tarde. Carlos se despide y se va a su casa. Luego el abuelo le dice a Juan que hace unas horas había llamado su papá para decir que todo estaba muy bien y que mañana viajaría de regreso. Juan sonrió inmediatamente y dio un grito de alegría, luego él decide irse a su cuarto y cómo era de costumbre Juan prende la televisión y comienza a ver una de sus series favoritas, después de un rato su abuelo Mario le pide que ya se duerma pues mañana tendría que ir a la escuela. Juan hizo el intento de dormirse pero no pudo pues estaba muy entusiasmado; luego de un largo rato de dar vueltas por la cama logra dormirse y por si fuera poco comienza a soñar con el momento de la llegada de su padre. De pronto suena el despertador, eran las 6:30, Juan se levanta y se viste para ir a la escuela, su felicidad era muy grande. Y cómo no llevaba ocho años sin saber de su padre y al fin llegaría el día de su llegada. Fue otro día más de escuela al que Juan no prestó atención y finalmente sonó el timbre de salida, él rápidamente toma sus cosas y sale para irse a casa, pero su gran sorpresa fue que su padre lo esperaba, al verlo, Juan corrió a los brazos de su padre, Luis prometió no volverlo a dejar sólo y ambos fueron a casa. Juan comprendió que el tiempo que el había durado sin perder la esperanza al fin había tenido resultado.


1 comentario:

  1. Hola Javi,
    Me gusto mucho tu cuento y me gusta como describes el paseo, pero creo que le faltan espacios entre las conversaciones porque hubo veces que me perdí pero de ahí en más todo estuvo muy bien.
    Atte.Alondra Constanza Jazo Arvizo

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